Una de las preguntas más formuladas en ámbitos musicales versa sobre qué estreno de una obra sería el elegido para vivirlo en directo. Yo no dudaría en viajar al Theater an der Wien un 7 de abril de 1805 para asistir a la primera ejecución en público de la Sinfonía Eroica con Beethoven a la batuta.
La Tercera Sinfonía en Mi bemol mayor del genio de Bonn («Sinfonía heroica, compuesta para festejar el recuerdo de un gran hombre») supuso una revolución en la concepción que se tenía de la sinfonía clásica por sus dimensiones, densidad, carácter y profundidad emocional, por lo que se considera que marca el comienzo del periodo Romántico de la música clásica.
Compuesta entre 1802 y 1804, tiene la particularidad de que añade una tercera trompa a la formación orquestal habitual hasta ese momento. Aunque se considera que abre el periodo intermedio de Beethoven, expertos como Robert Simpson y Sir Malcom Sargent consideran que desde la tercera sinfonía a la octava, el orden cronológico sería difícil de establecer si no fuese porque conocemos las fechas de composición, en una clara alusión a capacidad de Beethoven a reinventarse y reorientar su intención artística y humana.
Inicialmente fue compuesta a la memoria del cónsul Napoleón Bonaparte, ya que representaba los ideales filosóficos, políticos y humanos que compartía con el compositor. Pero cuando Napoleón se auto proclamó emperador, le retiró la dedicatoria por considerarlo un tirano que se sentía superior al resto de los hombres. Por ello Beethoven completó la obra a a memoria de los logros heroicos de un gobernante que podría inspirar al resto de Europa hacia una revolución humanística de libertad e igualdad.
La pieza consta de cuatro movimientos que describen las luchas heroicas de Napoleón en el extenso Allegro con brio inicial, el dolor de su muerte en la lenta marcha fúnebre del segundo movimiento y finaliza con la energía e imaginación del Scherzo y del Finale.
El primer movimiento recuerda mucho a la obertura de la ópera cómica Bastian und Bastiane compuesta por Mozart a los doce años. Dado que Beethoven no pudo conocer esta obra al no estar publicada, se piensa que tanto el compositor austríaco como el alemán, pudieron escuchar esta melodía en algún sitio y la incorporaron a sus obras de forma independiente.
Allegro con brio es una expansión de la forma sonata clásica con elementos adicionales a modo de puente o de tipo rondó. Comienza con dos acordes en Mi bemol mayor tocados por toda la orquesta, lo que establece la tonalidad del movimiento. Ya desde el primer tema de los chelos, apreciamos notas cromáticas que dotan de tensión armónica a la composición. Tras un segundo tema muy calmado, aparece una interesante sección de desarrollo donde impera la tensión armónica de acorde disonantes y pasages con ritmos sincopados. No obstante, lo más revolucionario del desarrollo es la aparición de un tercer tema nuevo hasta el momento, alejándose de la tradición clásica de solo trabajar en el desarrollo con temas expuestos anteriormente. En la recapitulación, las trompas tocan la melodía y el movimiento concluye con una gran coda.
Se dice que este gran hombre al que está dedicada la Eroica era un ideal o un héroe inexistente, pero posiblemente representaba la verdad sobre el potencial humano tal y como lo sentía el propio Beethoven.
Viernes 8 de noviembre, 20 horas. Concierto Semana Grande de Cajamurcia. Obertura Egmont, Concierto para piano número 5 y Sinfonía Eroica de Beethoven. Dirección musical: Virginia Martínez.
Enlace video primer movimiento de la Sinfonía Eroica
