Participar en actividades con diferentes estilos musicales es una gran forma de ampliar tu formación clásica, pero también supone un reto:
¿Cómo conseguir que tus colaboraciones sean un éxito, especialmente en aquellas en las que abordas mundos musicales desconocidos o nuevos?
Para ayudarte a enfrentarte con confianza a nuevos estilos musicales he creado una lista de consejos de once puntos (más algunas pautas sobre cómo producir buena impresión) tanto en el podcast (en inglés) como en este artículo.
En el podcast, y en el siguiente artículo desarrollo estos puntos:
- Cómo saber cuándo y qué tocar.
- Cómo evitar el bloqueo de artista.
- Cómo evitar caer en la rutina (por aferrarte a repetir siempre las mismas ideas).
- Cómo hacer que el resto de músicos del grupo se sientan a gusto y quieran volver a tocar contigo.
Para empezar, permíteme rechazar la idea de que la improvisación consiste en hacer lo que te dé la gana. Hay momentos para eso, pero cuando te piden que ocupes un lugar en un conjunto, debes tener en cuenta muchas cuestiones, la más importante de las cuales es no perjudicar al resto.
Cualquier música mejora con factores como la unidad de conjunto, el sonido, el equilibrio, etc., e improvisar no es el factor que hace que esa música sea buena o mala.
La lista siguiente puede hacerte sentir un poco constreñido, coartando tu mágica creatividad. Pero, por paradójico que parezca, imponerte restricciones es una de las mejores decisiones que puedes tomar para fomentar tu creatividad.
Porque aunque uno de tus roles en una banda de música pueda consistir en ser un solista improvisador, pero también es necesario que pienses como un arreglista, componiendo tu parte de la canción.
Tu labor puede consistir desde la adición de texturas sonoras hasta el refuerzo rítmico pasando por la realización de un solo, etc. Para ello, puedes usra ideas de la lista de once puntos en cualquier canción, cualquier grupo, cualquier estilo.
Sin embargo, hay algunas consideraciones que son igual de críticas para que puedas sentirte seguro tocando tanto en una actuación en directo con un grupo, como en una grabación en el estudio.
Sin esas estrategias, cuando a violinistas formado en el clásico se le pide que participe en un grupo de otro tipo de música, a menudo se bloquean, o se quedan adormecidos con aire indiferente.
- Ya sé todo sobre esto.
- Desconecté, me burlé, me reí…
- ¡Me pidieron que hiciera un ritmo de 3/4 como si tuviera una pandereta!
- He estado sentado en jam sessions durante horas y nunca me han invitado a participar.
- Me he sentido amenazado.
- Fuera de lugar.
- No sabía que no sabía!.
- No volveré a hacerlo.
Aceptar estas cosas te librará del stress, los malentendidos y la frustración. Porque una vez te percatas de que no sabías, actuarás de forma diferente entre otros músicos. La forma en la que actúas, y como reflexiones sobre ello, marcará la diferencia a la hora de ganarte su respeto y encontrar tu propio espacio.
Analicemos este último punto: yo mismo cometí el error de presuponer que, como era un músico clásico experto, era un músico versátil experto. Y por eso me mostraba a menudo arrogante o condescendiente cuando colaboraba con músicos de otras tradiciones.
La única actitud aceptable es la de mostrar respeto, lo cual no implica andar pidiendo disculpas constantemente.
Cuando mostramos respeto a otros músicos, asumiendo que no sabemos lo que no sabemos (sobre la música en la que ellos son expertos), obtendremos su respeto y aprecio, base para construir un sano espíritu de colaboración. Cuando dejamos que los otros músicos nos enseñen y digan lo que quieren, todos ganamos y la música resultante es mucho mejor.
Cuando nos sentimos inseguros en algunas situaciones musicales, podemos terminar resultando presuntuosos o insensibles, queriendo impresionar a todo el mundo sin darnos cuenta de que no es correcto aplicar lo que hacemos en música clásica a otros estilos.
Podemos fingir que sabemos lo que estamos haciendo, tocar un montón de cosas complicadas y técnicas difíciles para alardear de nuestro talento, ignorar, no prestar atención a cómo los otros músicos reaccionan a nuestra interpretación. Pero sería un gran error.
Es mejor tener una tranquila confianza pero, al tiempo, ser respetuosamente deferentes al dejar que los músicos nos enseñen y esperan en cada situación prticular. Porque los músicos siempre aprecian que les dejes pedirte lo que quieren.
Si me acerco a otro músico o al líder de la banda y le pregunto “¿te gusta esto o preferirías otra cosa?” estaré demostrando que los respeto a ellos y a su música. Que sé que soy un forastero en su mundo. Impresiono más si ven lo rápido que me adapto a unas instrucciones claras; y a ellos les resultará más sencillo guiarme.
Esto es una regla universal, vale para todo encuentro humano donde se comparte algo novedoso.
Por ejemplo, si entro en un “baby shower” (fiesta del bebé, costumbre anglosajona, N. del T.) con quince mueres, la manera de hacer que termine resultando positivo es que me quede callado y escuche, sin intentar ser el protagonista de la fiesta. La verdad es que no soy una persona acostumbrada a estos eventos, y básicamente no sé cómo hay que interactuar en esta situación, especialmente si pensamos que el resto de personas aisstentes sí han compartido experiencias similares.
Pero si empiezo a ir todos los fines de semana durante algunos meses podría aprender a cómo comportarme y a cómo manejarme en esa situación. Con el tiempo, podría incluso ser parte del “núcleo duro”. Pero todo eso requiere respeto, autoconciencia y paciencia.
Personalmente, tras muchos golpes duros en mi carrera musical, aprendí finalmente a hacer que esta actitud funcionara con músicos en todo tipo de situaciones.
Y es que dominar esta aptitud social es más importante que aprender muchos licks, porque así eres capaz de llevarte bien con otros músicos, entender y apreciar realmente lo que hacen y sentir cómo piensan la música.
Os cuento algunos ejemplos de situaciones que me ubicaron fuera de mi zona de confort y que tuve que superar.
- Una vez un baterista apareció con una jarra de agua en un pequeño pueblo de china. “Ésa” era la batería.
- Grabación en estudio con un cuarteto de cuerda una colaboración con un grupo de hip hop, que casi se va al traste.
- Tocar un concierto de cuatro horas en un estadio con una banda de la India, sin ensayos ni partituras, mientras nos reproducen en una pantalla gigante.
- Interpretar, producir y arreglar cientos de grabaciones para productores que, en numerosas ocasiones, no conocen la diferencia entre “crescendo” y “croissant”.
Superar el abismo entre concepciones musicales diferentes ha sido una batalla constante. De esa experiencia he extraído esta sencilla y mágica checklist para manejar, anticipar y evitar conflictos, optimizar las posibilidades de éxito musical en colaboraciones con músicos que piensan y hablan de forma distinta a tu director de orquesta.
Primero, te daré los consejos musicales (p. ejemplo, qué hacer o evitar en cada momento de la colaboración con un grupo).
Después, te proporcionaré una lista de sugerencias interpersonales específicas, relacionadas con todo esto, y que son igual de importantes. Utilízalas y serás el ídolo de músicos y espectadores, y te llamarán una y otra vez.