Si alguna vez te has sentido cómodo y confiado practicando, para más tarde dudar y ser inconsistente en una actuación, estos consejos te pueden ayudar a solucionarlo.
También pueden ayudarte en situaciones de hablar en público, enseñar, o realizar presentaciones.
La próxima vez que estés practicando para una interpretación, intenta reproducir las condiciones existentes que merman tu rendimiento, de las siguiente maneras:
- Acelera los latidos del corazón (haciendo flexiones, sentadillas, saltos o corriendo alrededor de la manzana)
- Crea situaciones que te provoquen distracciones (por ejemplo, pídele a alguien que haga ruido o que te golpee con objetos voladores en momentos aleatorios).
- Visualice estar en el escenario como si la audiencia estuviera allí.
- Y lo más importante: interpretar toda la pieza, a su ritmo, sin parar.
Debería tener aún más sentido después de proporcionar un contexto.
Aprendí esto gracias al psicólogo de rendimiento, el Dr.. Noa Kageyama, el mismo día que me invitó para enseñar en su clase en la escuela Juilliard.
Puedes ver la entrevista en profundidad con Noa en Youtube aquí:
Un poco más de explicación:
La mayoría de los músicos están entrenados para practicar “fragmentos”.
Mi hijo recibe ejercicios de práctica todas las semanas puestos por su maestro Suzuki, con indicaciones que son algo así:
“Practica los compases 11-13, 43-49 y 67-68 – muy leeeeeento, con el metrónomo”
Porque la pedagogía clásica aconseja que, cuando se aprende algo, hay que descomponer el material en fragmentos muy pequeños.
Pero, para optimizar una presentación, hay que llegar a practicar la ejecución de toda la pieza, al tempo, y en condiciones de ejecución similares a la real (es decir, algo estresantes).
Se llama práctica de rendimiento.
Porque hay que practicar para el momento de la interpretación, para la actuación, en lugar de practicar “para aprender algo”.