Anticuerpos en su tinta | Música inesperada

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La crítica musical está muchas veces envuelta en polémica. Murcia, que cuenta con dos diarios regionales en sus kioscos, se despierta a menudo con insólitas reseñas sobre conciertos de música clásica tan alejadas de las sensaciones de público y músicos, que generan más disconfort y desconfianza que reflexión y aprendizaje.

Explicar este tipo de situaciones en pocas palabras es muy complejo, pero la primera consideración a destacar sería la nula formación específica que reciben los críticos musicales para el análisis de conciertos. Es curioso que no haya una institución donde aprender a juzgar el trabajo de personas que, por otro lado, suelen completar un largo periodo de entrenamiento desde la infancia.

La misión de los críticos es fundamental en una sociedad moderna como la nuestra.  Su trabajo tiene que ser formativo para el lector y, al tiempo, lo suficientemente original para que el público contraste su opinión y aprecie más detalles sobre lo que ocurre durante los conciertos. Además, si un lector no tuvo la oportunidad de vivir el evento cultural en primera persona, creo que la crítica musical debe alentar su curiosidad por acercarse a este mundo y hacerle pensar que probablemente no fue buena idea la de quedarse en casa. Finalmente, para los músicos, la reseña musical debe de servir para mejorar sus próximas puestas en escena considerando los recursos de los que realmente disponen.

No debe ser fácil hacer una buena crítica musical y menos en un mundo tan complejo como el de la música clásica. De hecho, yo me considero incapaz de hacerlo. En Murcia tenemos críticos que sienten pasión por la música, pero recientemente hemos leído juicios en prensa que son muy mejorables en contenido, forma y, si me lo permiten, en nivel literario. Hace poco menos de un mes, la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia y su directora titular Virginia Martínez nos ofrecieron una interesante Séptima Sinfonía de Gustav Mahler. Desde el Auditorio de Murcia se hizo un gran esfuerzo organizativo, artístico y económico para que nuestra orquesta contara con los necesarios refuerzos entre los cuales estaba como invitada la violinista concertino de la Orquesta de la Radio de Viena. La reseña crítica de la revista especializada en música clásica de difusión nacional Scherzo fue equilibrada y positiva, destacando la valía artística de los músicos y animando al público no perderse la inminente puesta en escena de La consagración de la primavera de Igor Stravinsky. La crítica que apareció en prensa local fue la antítesis de lo que leíamos días antes en Scherzo, ya que los comentarios desafortunados que poblaron la columna de este periódico carecían de finalidad crítica y formativa, ahondando en una disertación sobre si el tamaño de la plantilla de la OSRM era la adecuada para la obra interpretada para, acto seguido, menospreciar el trabajo de la orquesta sin dar ni un sólo argumento de peso.

Poco más tarde nos visitó Grigory Sokolov para inundar la Sala Narciso Yepes de su maestría artística y generosidad. La interpretación del pianista ruso fue de una perfección y sonoridad inhumanas, tal y como se comentó en el hall del Víctor Villegas a la salida del concierto. Sin embargo, días después desayunábamos con una desafortunada crítica musical que se quejaba del sonido de los pianos del auditorio, cuando esa noche el maestro Sokolov ofreció un soberbio recital tocando el piano personal que le acompaña en todas sus giras.

Para todo esto, la Medicina tiene también sus explicaciones. Es obvio que un músico del nivel de Beethoven, en sus últimos años de profesión, no hubiese podido ser un buen crítico por su deficiencia auditiva. El paso del tiempo confiere la sabiduría y la serenidad para emitir juicios más certeros, pero también disminuye la capacidad de audición de nuestra cóclea o caracol, de forma que los sonidos, cuando alcanzan cierta intensidad, producen una desagradable distorsión por un conocido fenómeno denominado reclutamiento auditivo.

La Inmunología también puede aclarar la reincidencia en las críticas negativas sin fundamento. Nuestro organismo tiene la capacidad de sintetizar anticuerpos contra las sustancias que cataloga como amenazantes, de forma que cada vez que nos exponemos a ella, la reacción defensiva es cada vez más rápida e intensa. No sé cuantos anticuerpos puede acumular la tinta de la pluma de un crítico, pero sin duda, podrían explicar la inmediatez y reiteración de la infundada contundencia con la que se trata muchas veces a nuestros músicos.

Desde estas líneas, quiero manifestar el respeto que siento hacia el difícil cometido de los críticos, pero todos, sin excepción, tenemos que reflexionar sobre la responsabilidad que otorga el poder de escribir en prensa.

 

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