La música de cámara contiene la esencia de la interpretación en el estado más puro y equilibrado. Ya hemos hablado en este blog del carácter democrático que se vive dentro de una formación camerística que tiene que respirar y transmitir sin la figura del director. Por todo esto se celebra con tanta expectación la programación de un concierto de música de cámara y desde estas páginas nos atrae hablar con los intérpretes y conocer de primera mano sus intenciones musicales.
Sergei Rachmaninov (1873-1943) es uno de los compositores que trata las melodías con más originalidad al dotarlas de un toque melancólico, dulce y enigmático, en el que aflora una cierta obsesión por la muerte. Aunque las piezas más celebres del compositor y pianista ruso son sus Conciertos para piano número 2 y 3, su Segunda sinfonía, sus obras para piano solo y canciones como Vocalise, Rachmaninov escribió piezas camerísticas muy interesantes como los dos cuartetos de cuerda, las sonatas para violonchelo y piano, las romanzas, los preludios y los tríos elegíacos número 1 y 2.
El próximo domingo tendremos la ocasión de escuchar precisamente el Trío elegíaco número uno interpretado por el Trío Bacarisse, formado por la violinista Laura Rodríguez Moreno, el chelista Juan Pedro Torres del Río y el pianista Gabriel Escudero Braquehais. Esta formación camerísitica se constituyó hace ocho años y hasta la fecha ha desarrollado una prolífica actividad musical a nivel internacional que ha llevado a sus músicos a salas de conciertos de Francia, Italia, Austria, Malta, Suecia, República Checa y Bulgaria, entre otros.
El primer trío de Rachmaninov, como comenta Tranchefort en su libro Guía de la Música de Cámara, consiste en un único movimiento donde se encadenan hasta doce episodios partir de un tema elegíaco que ofrece el piano y que va evolucionando al tiempo que cambia su expresividad y espiritualidad. Para Torres, “uno de los aspectos importantes a destacar es la manera que tiene el compositor de usar la misma melodía en distintos instrumentos, de forma que el oyente cada vez la escucha con un timbre y una expresión diferentes”. Laura destaca que, aunque el piano tiene una parte destacada en la obra, “es muy importante la base o el colchón que hacen violín y chelo para crear el ambiente propicio para que surja el carácter sombrío del piano”.
A lo largo de los doce episodios del trío, los músicos experimentan distintas sensaciones que Juan Pedro nos explica así: “Desde los pianissimi iniciales que introducimos violin y chelo para preparar el tema que presenta el piano, pasando por la melodía pasional del chelo y el gran fortissimo central a modo de díalogo de los tres instrumentos, la experiencia es única. Es un reto el igualar la intensidad y la expresión en común de los tres intérpretes”. Laura destaca que siendo una obra de un joven ruso de diecinueve años, “llama la atención por su profundidad y gran madurez musical“.
El Trio elegíaco número 1 de Rachmaninov es una obra de gran virtuosismo para el piano que se caracteriza por su intensidad, la alternancia de momentos de pasión y angustia y la forma de enlazar las melodías por parte de los tres músicos.
Tanto Laura como Juan Pedro tienen la sensación de que el Trío número 1 es como la vida misma, que pasa por distintas fases emotivas: “con un inicio o preámbulo que surge de la nada, un pianissimo del violín y del chelo que prepara el tema del piano, con un periodo central en fortissimo y finalmente una coda que cada vez va a menos, llegando a un gran ritardando “.
El concierto de completa con una selección de las Estaciones Porteñas de Piazzolla y el Trío para piano de Mendelssohn.
Domingo 18 de noviembre, 19:30 horas. Auditorio Víctor Villegas. Obras de Rachmaninov, Piazzolla y Mendelshonn. Trío Bacarisse. Entrada 12 euros.
